Si tuviera que elegir solo una frase o una imagen de ayer me quedo con la de Asier Garitano cuando el árbitro pitó el final del partido: «Yo no soy de llorar, pero…» pero he ascendido a mi equipo a Primera División, debía de pensar. Y es que viéndolo con perspectiva, ¿cómo no iba a subir el Leganés? Es la mezcla perfecta de trabajo, implicación, ilusión y ganas. Estaba destinado a estar en la máxima categoría del fútbol.

Aunque ahora es fácil decirlo estoy segura de que sus aficionados también sabían que este día iba a llegar. A pesar de haber tenido la decepción de no subir a Segunda hace tres años, a pesar del poco presupuesto (estos de verdad), a pesar de los cambios en la plantilla, a pesar de tener un entrenador que no hacía ruido o a pesar de haber sufrido mal de alturas al colocarse líderes. A pesar de todo, sé que todos y cada uno de sus aficionados soñaban con este día.  Y por fin hoy se puede decir muy claro que el Leganés es de Primera. Y digo muy claro y no muy alto porque Leganés está afónica. Miles de gargantas animaron ayer hasta el último segundo desde Miranda hasta Madrid. Porque si algo tienen es que creen que todo es posible. Y tienen razón.

La imagen de los autobuses camino a Miranda de Ebro y Anduva de color blanquiazul ya era síntoma de que anoche iba a pasar algo grande. Tan grande como que no hay nadie, a excepción del Nástic evidentemente, que no se alegre de que los pepineros vayan a estar en Primera la próxima temporada. La afición nunca ha dejado de confiar en su equipo, ni el equipo ha dejado de trabajar para ver los sueños de miles de pepineros cumplidos.

La frase de Garitano que quedará marcada para siempre: «Cuando crees, los sueños se cumplen.»

Ellos creyeron pero esto es un premio al trabajo. Ha costado 88 años. Que no pare.

 

Sobre El Autor

Antía André

"Ningún jugador es mejor que todos juntos". Alfredo Di Stéfano.

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