¿Qué esperar? ¿Qué tener en mente como objetivo? Cuando has cumplido con lo esperado, cuando has salido de escollos y baches que parecían podía hacer hundirse al barco, cuando has conseguido un nuevo triplete, cuando tu ansiada quinta Champions está en la vitrina, cuando uno de tu pilares ha dicho adiós pero te has hecho con algunos de los refuerzos por los que suspiraba media Europa y de los que sus equipos no querían desprenderse…¿qué pides? Cuando tienes todo eso, y más, díganme la verdad, ¿qué quieres? ¿Qué ansías? ¿Qué deseas?

Si tuviera la oportunidad de tener un genio de la lámpara, si existiera la posibilidad de que a uno le concedieran algún que otro deseo…se me hace complicado. Lo lógico, lo normal sería mínimo que sigamos como estamos, es decir, ganando, jugando, disfrutando. Y es que quizás esos tres sean los pilares básicos de lo que se quiere para esta próxima temporada en Can Barça. Que el equipo de Luis Enrique mantenga su identidad, con mejoras, y alguna despedida (que espero que no, pero puede ocasionarnos algún que otro dolor de cabeza). Que continúe con ese juego, el que le ha hecho ser aún más grande, admirado y diferente. El del juego de cabeza, el que se piensa, el que se traduce desde el cerebro a los pies en menos de un parpadeo y que funciona perfectamente desde hace unas temporadas atrás.

Como buen genio, lo normal sería que te concedan tres deseos, pues bien, si mi primero fue que el juego, el estilo, la clase blaugrana se mantenga, el segundo probablemente sería que ganemos. ¿En segundo lugar? Pues sí. Quiero ganar, quiero ver a mi equipo levantar trofeos y comerse a cualquiera que se ponga por delante pero quiero que lo haga bien, como sabe, bonito, con toque, con táctica. No creo que jugar bien y bonito nos libre de alguna que otra derrota pero sí confío en que nos lleva mucho más lejos que un juego más vinculado a la capacidad, fuerza y resistencia de 11 jugadores que parezcan más atletas que ‘magos del balón‘. Si se gana se disfruta, si encima se hace bien, se saborea la victoria.

El tercer deseo es el disfrute. Y cuando hablo de disfrutar, de pasarlo bien con esto del fútbol,  me refiero a ambos lados de la balanza. A los jugadores, el cuerpo técnico, el equipo en sí. Cuando ellos están bien, a gusto, se nota, se refleja en el campo y por norma general todo parece mucho más fácil, llevadero y hasta la jugada más complicada se hace sin casi pestañear. Pero, ¿en qué se traduce eso? en que nosotros culés de alma, que no de sangre (luego os lo explico), también disfrutemos con nuestro equipo y ampliemos nuestra confianza aún más si cabe.

Las pretemporadas nos sirven para prepararnos de cara a lo que se nos viene, coger ritmo, forma, fuerza, ganas. No a todos nos importan por igual y eso es un tema personal de cada uno. Donde uno ve los problemas a solucionar, otros ven ‘pachangas‘ entre equipos que pueden acabar con lesiones o quebraderos de cabeza innecesarios. Allá cada quien. A mí me vale para saber que está a punto de comenzar una nueva andadura en la que mi equipo caminará de mi mano. En la que de nuevo como buen culé de alma tendrá mi aliento en cada partido. Y es que, como os comentaba antes hay que ser del FC Barcelona con el alma. (Como de cualquier otro equipo). Y hay que serlo porque a todos nos llegará el día en que la sangre deje de circular por nuestras venas, que nuestro corazón se pare, pero sepan/recuerden ustedes que dicen que el alma es eterna. ¡VISCA EL BARÇA!

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