Hace más de una semana que Iker Casillas se fue del Real Madrid por la puerta de atrás. Mejor dicho, por la puerta del medio. Porque después de su lacrimógeno (y creo que sincero) discurso de despedida escrito en una hoja, llegó una especie de semi homenaje en forma de rueda de prensa protagonizada por Florentino Pérez.

Ha pasado una semana y parece que Casillas nunca ha formado parte del club. Una despedida tan triste como discreta es lo que separa el pasado del que fuera el mejor portero del mundo del presente del guardameta de un equipo de la Liga portuguesa que lleva el dorsal número doce.

Y lo del doce no deja de ser irónico. Ahora Iker lleva a la espalda el número que representa a la afición, pero no la de los pitos desagradecidos o los aplausos por «lo que nos ha dado»; la afición es otra. No sé si mejor o peor, pero diferente.
Siempre diré que Iker Casillas es uno de los hombres que más feliz me ha hecho, nunca voy a poder olvidar las paradas imposibles y la tranquilidad que me daba saber que era él quien estaba bajo palos. Creo, y esto no lo afirmo, que tampoco podré olvidar la falta que le hacía al Real Madrid un capitán que fuera eso mismo: un capitán. Y que Casillas no siempre fue lo que el madridismo necesitaba, por eso se creó una barrera preparada tanto para defenderse como para atacar a lo que hiciera falta.
De todas formas, a mí el rencor me dura poco.
Prefiero acordarme del Casillas que hacía milagros, porque sí, aunque la titularidad haya que ganársela día a día, realmente tenía un don innato. Es más, por mucho que me empeñe en decir que cuando sabes que estás haciendo daño a tu equipo, por falta de profesionalidad, rendimiento, etc…debes irte; es inevitable sufrir y dar mil vueltas antes de hacerlo. La imagen de Casillas haciendo amago de levantarse de la silla después de leer su carta y quedándose mirando en silencio a los periodistas, sus únicos acompañantes, es la imagen de alguien que acaba de darse cuenta de su nueva realidad pero no quiere asumirla. Para mí esos segundos fueron más dolorosos que todas las palabras que pronunció antes de marcharse para siempre.
Después de una semana todo se ve desde una óptica distinta. El Madrid ha fichado a Kiko Casilla y ya no se sabe si espera a De Gea, si Navas volverá a ser suplente o si el debate de la portería volverá a dividir al madridismo entre degeistas, navistas y casillistas (una vez más). De momento la casa blanca está en calma, pero tengo la impresión de que es lo que sucede justo antes de la tempestad.

Sobre El Autor

Antía André

"Ningún jugador es mejor que todos juntos". Alfredo Di Stéfano.

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