Dominando. Siendo mejores, superiores, imparables. Jugando como nunca y como siempre. Pases, regates y defensa, mucha defensa. Peleando cada balón y haciendo importantes recuperaciones. Así es como el FC Barcelona consiguió anoche el pase a las semifinales de Champions. El Paris Saint Germain era el rival. Y cuando digo rival, digo compañero de juego, porque a decir verdad, en ningún momento supuso un problema para el Barcelona. Los de Luis Enrique fueron los dueños y señores del balón y la posesión. Del estilo y del fútbol.

La posesión y el toque han sido desde hace unos años nuestra seña de identidad. Ayer recordamos a ese Barça que enamoró a millones de personas y conquistó unos cuantos títulos. El mejor Barça, el mejor desde hace mucho tiempo. Todo salía bien, todo estaba de cara, todo era nuestro. Daba placer ver lo que estaba sucediendo sobre el césped y nos recordaba a nuestros mejores días. Esos en los que parecímos una apisonadora. Incuestionables. Inigualables. Sin piedad del rival. La víctima en esta ocasión fue el PSG. Pobre PSG. Los «príncipes» venían al Camp Nou con la intención de remontar el 1-3 de la ida. Se llevaron dos más. Un 5-1 en total que no solo sentencia que el Barcelona estará en las semifinales de la competición europea, sino que además deja al conjunto blaugrana como uno de los favoritos.

Dominar en un partido como el de anoche no es fácil. Y lo hicimos…¡y vaya que si lo hicimos! Matamos el partido en los primeros compases, y no por los goles sino por el estilo de juego. El primero de los tantos no llegó hasta el minuto 14 de la mano de Neymar. Y sería él mismo quien en el 34 anotaría el segundo. Dos golazos, perdón GOLAZOS. Así, en mayúsuclas y sobre todo el primero. Si fueron buenas las definiciones en ambos casos del brasileño, mejor aún fueron los pases de Dani Alves para el segundo gol y sobre todo el jugadón de Don Andrés Iniesta en el primero. ¡Madre mía! Intento que no se me caiga la baba cuando lo veo, pero está difícil. ¡Qué buenos son! La noche de ayer martes en Barcelona era una fiesta del fútbol, una fiesta donde los globos y cualquier confeti que pudiera haber llevaría dos colores: azul y rojo. Era nuestra noche. Íbamos a pasar la eliminatoria y lo íbamos a hacer dando miedo. Me gustaría poder dar notas negativas a los jugadores del conjunto catalán pero casi no puedo. Tan sólo quizás las pérdidas de balón en la segunda parte. ¿Falta de concentración? ¿Relajación por saberse ganadores? Ayer pesó mucho más lo bueno.

Defender como nunca, trabajar como siempre. Jugamos de una manera increíble. Gustamos y nos gustamos. Una sensación genial. Todo salía bien y estaban todos a una, como Fuenteovejuna. Los defensas lo cortaban todo, el centro del campo era nuestro y dominábamos el balón de un lado a otro. Los pases salían y los goles llegaron. Era el partido soñado. Lo mejor que podíamos dar contra los de Laurent Blanc. Jugamos como siempre y como nunca. Los culés nos quedamos orgullosos y preparados. Listos y armados para afrontar lo que venga, tanto en Liga como en Champions. Esperamos ya a un rival para semifinales y un recadito que dejaron los de Lucho: «Hemos vuelto«. (Y cuando digo hemos vuelto me refiero a ESE Barça. Ese que daba miedo y salía a comerse al rival. Ese que nunca hemos dejado de ser pero que anoche apareció con más ganas que nunca). Son de esos partidos que te hacen gritar a los cuatro vientos que eres culé, y sobre todo, que estás orgulloso de serlo.

P.S: Querido futuro rival de semifinales de Champions, ven preparado…Te estamos esperando.

¡VISCA EL BARÇA!

Sobre El Autor

Cris De León

"Malo no es soñar, malo es quedarse dormido y desperdiciar las oportunidades." Andrea Pirlo.

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