Un día soñando en un sueño soñé que el Llagostera jugaba y ganaba. Esperaba que el reloj sonara de un momento a otro y me despertara de esa irrealidad, me preparaba para abrir los ojos lentamente. No obstante, ni sonó el despertador, ni abrí los ojos. Estaban más abiertos que nunca dispuestos a no perderse ningún instante de aquella maravilla. Sin embargo, no entendía nada. Allí estaban ellos. Los auténticos protagonistas, los luchadores de un orgullo, la realidad del trabajo bien hecho, la oportunidad a su alcance. Ellos, ¡EL LLAGOSTERA!

Los hombres de Lluis Carrillo y Oriol Alsina se estrenaban de la mejor manera en Segunda División. Sumaban los encuentros por victorias y semana tras semana daban un paso adelante. Ganaban encuentros que les colocaban como firmes aspirantes a jugar los play off. Allí estaban ellos.

Sin embargo, quince jornadas después los catalanes vivieron algo propio del fútbol, la derrota. El Llagostera sacó adelante un partido que perdía por dos goles. Su astucia logró enviar el esférico al fondo de la red y remontar. Desafortunadamente en el minuto 85, justo en el peor momento, el Albacete marcaba obligando al Llagostera a recomponerse de esta caída de altura. Esto es el fútbol y ellos así lo han encajado.

De hecho, la casualidad, el fútbol o la vida han querido que así fuera y no ha sido porque sí. El próximo domingo será un día clave para seguir creyendo y por si fuera poco su rival es nada más y nada menos que el Girona FC. La ruleta del fútbol ha querido darle un toque de atención. Justo cuando el Llagostera estaba escalando posiciones en la tabla clasificatoria, navegando entre privilegiados tendrá que demostrar que no vale fallar, que sí hay actitud, ganas, ambición y que es un equipo merecedor. Todo ello ante su vecino, el Girona, en Montilivi. Un Girona que tiene el ascenso a primera en juego y lógicamente no dejará margen de error.

La emoción, el ritmo frenético y el fútbol estarán presentes sobre el terreno de juego. Momento para abrocharse los cinturones y disfrutar de lo que sólo el fútbol da.
En cualquier caso lo que empezaba como sueño sigue siendo tal. Asímismo, algo hay claro, un día no soñaba un sueño, soñaba la realidad, el sueño del fútbol. El olor a césped mojado de un estadio, los 22 protagonistas, la gran oportunidad. Es un sueño sí, el sueño del Llagostera y su gente. Así que a seguir soñando.

Hacer Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada.