Todos los finales de curso hay un día que se hace especial. El día del baile. También sucede en el fútbol. Anoche el Sevilla asistió al suyo. Es «ESE» momento en que sin saber por qué llevamos pensando desde que arrancamos, meses atrás. Una noche mágica, en la que cabe poner más ilusión que otra cosa. Ese día en que da igual que seas el más popular del colegio o instituto, o ser uno de esos chicos que se queda aparte durante el recreo. Eso no importa, tendrás la oportunidad de ser el rey o la reina del baile. Quien se lleve la corona, los vítores y que quedará en los anuarios como el ‘ganador’ del año, en este caso 2015.

Siempre es más fácil ponerse en la piel del «hermanito pobre«, aquel que va siendo un desconocido y para quien haber sido invitado al baile ya es casi un honor. Hollywood, y demás cinematografías se han empeñado en no mostrarnos que puede ser para «el otro», el popular, el favorito llegar al baile. Esa figura a la que todos consideran ganadora antes de empezar, esa que sin haber hecho nada todos dan por hecho que saldrá una vez más como vencedora, esa sobre la que recae todo el peso. Esa figura de la que hablamos, no sabe por qué pero hace días, semanas, meses que está pensando qué es lo que va a pasar cuando llegue el momento. Cuando salga a ese escenario donde sonará la música por última vez y todos los ojos se pondrán sobre ella. Donde se sentirá confusa porque la admiración que puede generar en los demás es proporcional al miedo que le dará no terminar como todos esperan que haga, coronada. Esa figura que en su humildad se ha sabido con posibilidades todo este tiempo pero no ha olvidado que en un baile, al que se asiste sin pareja, cualquiera te puede sacar a bailar.

No basta con ponerse sus mejores galas y saber, que en la distancia, toda tu gente estará pendiente de ti y animándote. No basta con saber que aquellos que durante todo el trayecto han estado a tu lado lo seguirán estando. Es ahora cuando la responsabilidad recae sobre ella. Tiene que hacer que ese baile sea inolvidable, para aquellos que asisten a él y para quienes se conforman con que se lo cuenten. Hay que conseguir que entre a formar parte de la historia. Porque serán muy pocos los que puedan contar que bailaron al son de esa música, pero son menos aún quienes pueden haberlo hecho cuatro veces como campeones. Aquellos que, en lugar de una corona, recogen un trofeo.

Se hace eterna la espera, hay veces en que solo tienes ganas de que acabe y saber el resultado, saberte ganador o ver cómo se ha esfumado una oportunidad. Es posible que ese baile en muchas ocasiones cuente hasta con invitados especiales, o que quieran robar el protagonismo. A veces incluso la mala suerte o los fallos pueden hacer peligrar tu cetro. Son cosas que suceden. Al fin y al cabo todos los asistentes queremos lo mismo: Ir al baile y llevarnos la victoria.

Varsovia tuvo la suerte de ser el escenario del baile perfecto. Ese baile en que el favorito, la «niña bonita», termina una vez más saliendo coronada. Ayer, el Sevilla FC, venció por 3-2 a su rival, el Dnipro ucraniano. Anoche, el último baile se dio al son de una melodía, la de la Europa League. Anoche la Giralda se vistió orgullosa de rojiblanca porque el Sevilla volvió a Europa para conquistarla. Para hacer historia, para hacerse leyenda. Para coronarse en su último baile de la temporada.

#vamosmisevilla

Sobre El Autor

Cris De León

"Malo no es soñar, malo es quedarse dormido y desperdiciar las oportunidades." Andrea Pirlo.

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