Tras la incertidumbre del principio, la estabilidad parece haber llamado a la puerta del UE Llagostera. Un humilde equipo de fútbol de un municipio gerundense del mismo nombre. Semana tras semana dan un paso más a su particular sueño. Con su singular himno, sus ganas, sus colores, su valentía y junto a sus aficionados de siempre, han logrado salir de la temida zona de descenso. De hecho, se encuentran duodécimos en la tabla clasificatoria, un gran mérito para el equipo de Oriol Alsina.

Después de la extraña sensación vivida el domingo en el estadio de Palamós. Por primera vez, culés llagostarencs anteponían su gran club para animar al club de sus raíces, el Llagostera. De hecho, está particular situación, el frío, el viento y la fuerza les ha permitido confortar su particular fortín, el estadio de Palamós-Costa Brava. Lejos de bajar la guardia los azul y rojos, efectivamente, como el FC Barcelona, tienen la misión de seguir avanzando posiciones. Aunque parezca algo difícil o imposible, no hay nadie mejor que la UE Llagostera para entender dicho concepto. Cabe recordar que el equipo ha logrado seis ascensos en tan solo nueve años.

Con poco más de 8000 habitantes la población pasó de jugar ante equipos locales, de poblaciones cercanas a recibir la visita de grandes equipos como el Betis, Santander, Barça B…. lo que parecía convertirse en un libro corto y con final rápido el guión ha cambiado superando bestsellers y convirtiéndose en guión revelación. Tan solo cinco años atrás, el Llagostera militaba en Tercera División, era la temporada 2009-10, un año después se celebraba su ascenso a Segunda B. No, no terminaba aquí la alegrías puesto que en la temporada 2012-2013 cuando peor iban las cosas el fútbol desafió la lógica y poco a poco lo convirtió en el pequeño héroe que se ha convertido hoy.

También debemos destacar que la UE Llagostera ha hecho de la desventaja de no disputar los partidos en su campo, puesto que no cumple los requisitos, su aliada. El Campo de Palamós se ha convertido en su vehículo para cruzar. Si al equilibrio logrado y a la ilusión le sumamos que los hombres de Alsina siguen en auge, tenemos cuerda para rato.

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