Resulta cuanto menos sorprendente la situación que está viviendo Fabián Ruiz en el Real Betis. El joven canterano de 19 años se encuentra en medio de la nada ya que no cuenta con minutos en el primer equipo dirigido por Pepe Mel pero tampoco puede volver a jugar con el filial verdiblanco –donde tiene ficha- por petición expresa del club. A esa edad lo que necesita un futbolista es competir y formarse, y si no cuenta con oportunidades en el primer equipo lo más normal es que lo haga en el filial, donde además el entrenador Juan Merino le reclama siempre y cuando no entre en los planes de Mel. La razón que se da desde el club es que no se quiere cortar la proyección del jugador compitiendo en Segunda B. Y yo me pregunto, ¿dejándolo semana tras semana sin jugar no se está cortando su proyección?

Pepe Mel decía esto a principio de temporada cuando se le preguntaba por el tema Fabián: «Tendrá que apretar porque no va a jugar con el filial. Si no juega con el primer equipo se le va el año. Tiene que ganarse el derecho a entrar en la lista del primer equipo, no que tenga el recurso a decir que puede jugar con el segundo equipo. Tendrá que apretar, el cuerpo técnico ha apostado por eso».

Fabián actúa de centrocampista zurdo, una de las posiciones con más competencia en el Betis donde se cuenta con jugadores como Portillo, Van der Vaart o el canterano Dani Ceballos. Sin disputar minutos es difícil demostrar y ganarse ese derecho a entrar en la convocatoria.

En un callejón sin salida se encuentra el palaciego, que de seguir así tendrá que buscar una solución que agrade a ambas partes porque un jugador con esa edad no puede estar sin jugar, y más cuando el club ha dejado ver que es una apuesta de futuro, por las condiciones en la que se encuentra actualmente y porque ampliaron su contrato hasta 2019. O empieza a entrar en los planes de Pepe Mel o tendrá que salir cedido a un equipo de Segunda División. El tiempo nos dará la respuesta.

Sobre El Autor

Cris Olid

“A todo el que se ponga la camiseta del Betis le tiene que hervir la sangre verde. Y al que no le guste que se vaya a otro club. Es una filosofía que hay que inculcar.” Sebastián Alabanda.

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