Me gusta el fútbol de siempre. Me encantan las polémicas con jugadas que se ven claras por la tele pero no tanto sobre el césped. Disfruto con el fútbol de contragolpe y con ese sistema que no pide grandes jugadas sino grandes tiradores. Ese es mi fútbol y, por ello, soy criticada muchas veces. Me mantengo fiel a mi estilo, no lo voy a cambiar a estas alturas porque es el que me hace sentir este deporte. Eso sí, he aprendido a ver la belleza en otras líneas de juego. Ahora voy más allá. La tecnología ha llegado para quedarse y echar una mano a esta, nuestra pasión.

La próxima temporada, la polémica de los goles fantasmas se acabará en la Bundesliga. Este sistema, que ya se utiliza en la Premier, fue aprobado el pasado 2014 por 15 equipos de los que componen la primera división del fútbol alemán. Una pequeña ayuda de la tecnología que acaba, por suerte o por desgracia, con una de las cosas más románticas del fútbol: la duda de si fue gol o no. El último avance que facilitó la vida dentro de los terrenos de juego fue sin duda el incorporado en 2006 durante el Mundial de Alemania. Los árbitros introdujeron la tecnología con los micros que les permiten comunicarse entre ellos y que ha ahorrado bastantes quebraderos de cabeza a muchos colegiados dentro del campo.

No ha sido fácil incorporar este sistema de ojo de halcón en la Bundesliga. En marzo del pasado año, tanto la primera división como la segunda se reunieron para tratar de llegar a un acuerdo. Sin embargo, el precio elevado de la tecnología que se pretendía implementar disuadió a muchos para su utilización. 24 de 36 clubes votaron en contra, principalmente aquellos clubes más modestos. En diciembre, reunidos tan solo los 18 equipos de primera, la propuesta salió adelante. Los encargados de llevar a cabo este sistema serán además los mismos que lo hacen en la Premier, Hawk-Eye-System, en detrimento de GoalControl, software desarrollado por una empresa alemana y que se usó en el último Mundial.

La FIFA, algo reticente a utilizar la tecnología dentro del campo, autoriza el uso de estos sistemas mediante un único proveedor y siempre que garanticen un margen de error de tan solo 1,5 centímetros. El coste por estadio asciende a 150.000 euros y todos los equipos que asciendan deberán aceptar su uso. De momento, el contrato firmado con Hawk-Eye es para tres años así que habrá que ver si la tecnología resuelve en este caso más problemas de los que pueda crear. La Premier y la Bundesliga ya han dado el paso, ¿será la Liga BBVA la próxima en modernizarse?

Sobre El Autor

Laura Tirado

"Conseguir nuestro sueño pasa por ser valientes." Jürgen Klopp.

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