Cuando sientes pasión por un equipo y tienes ese sentimiento de pertenencia un Club, sabes que no eres el único, que hay muchos más corazones que sienten y animan al equipo con la misma pasión. Pero también sabemos que el sentimiento no se puede cuantificar, que no somos más o menos apasionados que nuestros compañeros por expresarlo con distintas emociones. Y esto es lo que nos pasa en un club como el Real Madrid, somos millones de aficionados y no podemos estar de acuerdo en todo pero lo que sí sabemos es que nos une un único sentimiento, la pasión por el Real Madrid.

Cuando pienso en cómo me ha llegado a mí esta pasión y doy gracias por pertenecer a este club, en mi recuerdo nunca falla una gran amiga que siente y padece el espíritu madridista como el propio Juanito. Para entender el porqué de mi pasión madridista: hay que conocerla, se llama Ainhoa Soto y tal vez es la persona que conozca que más sabe de este club. Una aficionada como no he conocido jamás y que tengo la suerte de poder decir que es mi amiga, que allí estaba cuando nací y que me inculcó los valores madridistas, desde que intercambiábamos cromos en el parque de la urbanización y hasta cuando nos hacíamos las colecciones de los periódicos para conseguir el último merchandising del Real Madrid. Ella me explicó quién fue Juanito, lo que significan las remontadas en el Bernabéu y me explicó la idiosincrasia madridista. Hoy, os hablo de esta persona tan importante para mí porque me ha hecho llegar un escrito suyo donde una vez más me enseña a respetar y amar al escudo de nuestras vidas. Hoy más que nunca debemos estar unidos, nosotras estamos unidas y dejamos a un lado los matices que nos hacen diferentes, porque sabemos que tenemos que luchar juntos ¡A por la undécima!

 

Hubo un día en el que aficionados como yo hacían pósters con tus paradas, pedían a voz en grito el máximo premio individual en el mundo del fútbol para lo que representabas: honradez, esfuerzo, pasión; amabas la camiseta que te vestía y era clara la armonía que existía entre el escudo y tú. Luego cambiaste, te encaraste con el mundo y empezaste a tener falsos ídolos en el equipo rival por historia; empezaste a envenenarte y a faltar el respeto a ese escudo que te vistió desde niño; comenzaste a filtrar información a la prensa de la que ha sido tu familia. Empezaste una guerra de poder como si fueses un capo y dejaste de ser símbolo, porque empezaste a jugar con la idea de revancha hacia la directiva y dejaste el corazón en esos campos de tierra que te vieron crecer como futbolista y como persona. Te has olvidado de quién fuiste y el madridismo, ese que tanto te adoró ya no te reconoce.  Solo te pido que seas honesto con el escudo de tu vida, que bucees en la emoción de levantar el primer trofeo, o en tus paradas de la novena que levantaste como un héroe y recuerdes a aficionadas como yo que no todo está perdido, que todo el mundo puede rectificar y que como decía Di Stefano «no hay mejor jugador que todos juntos». Así que por favor forma parte del engranaje del equipo, tira de historia y acaba tu carrera futbolística como un señor. La rabia no es el camino, el amor y la pasión por tu trabajo y tu vida sí lo son.
Que esa pasión que te hizo una promesa te convierta en leyenda, quiero creer que aún estás a tiempo.

Juntos a por la undécima.

Hala Madrid

Ainhoa Soto

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Sobre El Autor

Lara Molina

“La camiseta del Real Madrid es blanca, se puede manchar de barro, sudor y hasta de sangre, pero nunca de vergüenza.” Santiago Bernabéu.

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