El Getafe afrontará el curso que viene la que será su duodécima temporada consecutiva en Primera división, hecho que se confirmó tras el empate obtenido el pasado domingo en el Alfonso Pérez.

Los madrileños empataron a uno en casa ante el Eibar consiguiendo así el punto que les aseguraba la permanencia en la Liga BBVA un año más, y van doce. El partido se jugó más por el aire que sobre el césped, sobre todo en la primera parte, y por ahí llegaron los dos goles del encuentro. El primero lo anotó Fredy Hinestroza de cabeza tras un saque de córner de Pedro León en el minuto treinta y dos. Tan sólo tres después Borja Fernández repetía gol de cabeza después de  un saque de Javi Lara que despejó Guaita. Con este resultado, que sería definitivo, el partido se durmió hasta el minuto 91, momento en que se retiró del terreno de juego Diego Castro envuelto en una cerrada ovación que sonó a despedida.

Al finalizar el partido Pablo Franco habló de «orgullo y satisfacción» y señaló a sus jugadores como «verdaderos protagonistas» de la permanencia. Sin embargo el papel del técnico ha tenido mucho que ver en este resultado final que pocos auguraban feliz.

Y es que no ha sido una temporada fácil ni tranquila para el Getafe desde que China se cruzó en su camino. Cosmin Contra, acompañado de Michel Herrero, se marchó al Guangzhou R&S a finales de enero. Quique Sánchez Flores ocupó  su lugar y se hizo cargo del equipo azulón un cinco de enero, pero no duró ni dos meses en el banquillo. La venta de Sammir a otro equipo chino, en este caso el Jiangsu Sainty, hizo que el técnico madrileño abandonase la entidad de manera inminente. Pablo Franco se hizo entonces cargo del equipo entre continuos rumores de sustitutos como Pantic, Paunovic, Esnaider o Toril. El entrenador madrileño, sin embargo, se dedicó a hacer oídos sordos y a entrenar a los suyos. ¿El resultado? Una temporada más del «Geta» en Primera. La duodécima.

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