Yo me voy al Manzanares, al estadio Vicente Calderón… Los que hayan empezado este artículo canturreando y no leyendo probablemente lo hayan hecho con cierto resquicio de pena. El himno del Atlético de Madrid comienza con una declaración de intenciones: vamos a casa.

Sin embargo esa estrofa perderá sentido dentro un año cuando la casa cambie de sitio y el Manzanares vuelva a ser sólo un río. O no.

Estadio Vicente Calderón

El sábado volví al Calderón, llevaba meses sin pisarlo, desde el final de la pasada temporada, y estaba hasta nerviosa. Esa sensación como de primer día de cole, cuando volvías a encontrarte con tus amigos después de todo el verano sin saber nada los unos de los otros (cuando no había whassap, ni instagram, ni facebook, ni siquiera móviles y esas cosas). Y como yo había muchos atléticos.

Ya a las doce de la mañana empezaban a asomar camisetas rojiblancas por los alrededores del estadio. Grupos de amigos, de colegas o, simplemente, de compañeros de pasión, alegrías y penas, que llevaban todo el verano sin verse, que tenían mono de Atleti y que ansiaban volver a casa. Las terrazas, los bares y los parques se iban llenando poco a poco y, al final, las cuatro y cuarto llegaron enseguida.

Alrededores del Calderón

Y también los goles. Dos en cinco minutos, y la fiesta que empezó horas antes a orillas del Manzanares continuaba dentro del estadio con fútbol, diversión y goles.

Y momentos emotivos y sentimientos a flor de piel, algo habitual para los asiduos al Calderón. Una ovación cerrada a un fichaje nuevo al que se le resistía el gol, otra al nuevo héroe rojiblanco, cánticos para los ídolos que calientan en la banda y cincuenta mil gargantas coreando al unísono «Ole ole ole, Cholo Simeone» en el minuto 18, mientras el aludido aplaude y se golpea el pecho, allá por donde se encuentra el corazón. Y una atlética embarazada que empieza a sentir patadas cuando el Calderón ruge.

Cholo ovación

El 2 de octubre de 1966 el estadio Vicente Calderón acogió el primer partido de su Atleti. Los colchoneros se enfrentaban al Valencia. Exactamente cincuenta años después ambos equipos repetirán encuentro y horario matinal (este se jugará a las 12.00h y el de hace medio siglo a las 12.45) aunque esta vez el escenario será Mestalla. Sin embargo los aficionados que quieran celebrar este cumpleaños tan especial podrán asistir al Manzanares para seguir el encuentro en pantallas gigantes dentro de su estadio, en una jornada de puertas abiertas que pretende rendir homenaje al Calderón.

 Sin embargo no son homenajes lo que reclama el Calderón sino supervivencia.

Una supervivencia que va más allá de que sus cimientos y su estructura se mantengan en pie; de que su lugar lo ocupe un parque, una urbanización, un aparcamiento o un paseo. Porque cada atlético atesora cientos de recuerdos en esas gradas, y todos ellos, ya sean dulces o amargos, pervivirán mientras vayan pasando de generación colchonera en generación.

Los aficionados del Atleti leen estos días las noticias que se suceden sobre la evolución de la Peineta: los trámites administrativos pendientes, las competencias del ayuntamiento de Madrid y de la Comunidad, los problemas de sus accesos dependientes del Ministerio de Fomento, ciertas decisiones que no puede llevar a cabo un gobierno provisional… Unos leen con incredulidad, otros con asombro, escepticismo, enfado… y algunos con cierta sensación de alivio, pues un retraso en el traslado supone un poco más de tiempo para el Calderón.

La PeinetaLa Peineta 2

Desde el club, sin embargo, lanzan mensajes ilusionantes de boca de jugadores tan emblemáticos como Gabi o Koke, e incluso del propio Cholo, que muestran su entusiasmo con el nuevo estadio.

Lo que está claro es que antes o después la mudanza se llevará a cabo. Y de todos los atléticos depende que el Manzanares no vuelva a ser sólo un río.

Juntos hacia la victoria

Sobre El Autor

Mónica De la Sierra

"Las cosas no se imaginan. Suceden" Cholo Simeone.

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