Tras la alegría, la resaca. Tras la resaca, un nuevo reto. Este es el camino que los hombres de FC Barcelona deberían seguir. Campeones de Liga sí, felicidad extrema, también. Sin embargo, hay que recordar que los culés pueden lograr dos títulos más. Momento de serenidad entre euforia y felicitaciones. Esta debe ser la finalidad básica de los hombres de Luis Enrique. La entereza de un buen luchador, la profesionalidad de un posible ganador. No es tarea fácil, es necesario abrocharse el cinturón de la concentración y hacer rodar el esférico rumbo al segundo título. En definitiva, sumar otro triunfo esta temporada.

Asímismo, en momento de euforia y auge es fácil caer en el desenfreno del fútbol y para evitarlo no hay que desequilibrarse. Quien ha celebrado el título de Liga como si de un jugador se tratara debe también ser esencial ahora. Convertirse en ese jugador número 12. Animar con trabajo, gritar con lealtad, cantar con la cabeza y jugar a su lado con el corazón.
A todo ello, tengo unas peticiones que hacer a los verdaderos protagonistas, sí, ellos.

Luis Enrique, sigue con tu particular capacidad de liderato en este importante tramo final de temporada. Sonríe e interacciona con tus hombres para que tu estrategia se convierta en gol. Goza desde el banquillo y viste tu traje de sensatez en estos 90 minutos que quedan hasta el Olimpo.

A vosotros, Ter Stegen, Montoya, Piqué, Rakitic, Busquets, Xavi, Pedro, Iniesta, Luis Suárez, Leo Messi, Neymar, Rafa Alcántara, Claudio Bravo, Javier Masherano, Marc Bartra, Douglas, Jord Alba, Sergi Roberto, Adriano, Alvés, Vermaelen, Jérémy Mathieu y Jordi Masip os pido poco. Saltad sobre el terreno de juego como gladiadores, perseguid el esférico como si fuera un sueño, abrid los ojos para que este sueño sea una realidad, justo en ese momento cuando los pies cogerán determinación y mandarán el balón al fondo de la red. No, no pido demasiado, solo pido que seáis los futbolistas que habéis sido durante esta temporada. Solo eso.

Después de las peticiones, mis obligaciones. Prometo amaros hasta que la temporada nos separe. Prometo seros fiel hasta que los partidos acaben. Prometo cantar aunque no tenga voz el himno que resume este amor. Prometo ser yo, culé.

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