¡Oh Capitán! ¡Mi Capitán! ¿Quién no se ha emocionado en esa escena final de El Club de los Poetas Muertos, en la que los alumnos se van poniendo uno a uno en pie encima de la mesa? Lo hacen desafiando a las estrictas normas de un colegio elitista, pero corren el riesgo porque necesitan homenajear al hombre que les ha cambiado la vida. Robin Williams es aquí un profesor, pero también un guía. Es quien abre los ojos a este grupo de chavales, quien les enseña a aprovechar el momento bajo ese lema del «Carpe Diem». Es el capitán del grupo, quien descubre el potencial de cada uno bajo su mando y le sabe sacar el máximo rendimiento.

El Club de los Poetas Muertos

Muchos aficionados madridistas echan de menos hoy en día la figura de un auténtico capitán en el conjunto blanco; como pedía Lara Molina en http://elvestuario.es/por-el-futuro-de-un-capitan-madridista/ , «un héroe que indique dónde está el camino a seguir». Y es que en nuestros campos de fútbol abundan los brazaletes con la C de capitán, pero no siempre quienes los portan ejercen de tales.

En el Atlético de Madrid, sin embargo, hay muchas figuras con peso dentro del vestuario. Tres de ellas son los capitanes: Gaby, Godín y Koke. Los tres son líderes dentro y fuera del campo. Hacen piña, protegen al grupo, orientan a los más jóvenes. Pero hay otros jugadores también fundamentales en estas labores como son Juanfran, Torres o Tiago. La importancia de este último ha quedado patente por el impacto que ha supuesto su lesión y por los gestos de ánimo y solidaridad que han tenido todos los atléticos con él; desde los directivos, pasando por técnicos y jugadores, hasta la afición. Y es que al Atlético de Madrid se le podrá criticar por algo, pero nadie podrá negar que es un EQUIPO, con todas sus letras y todas sus mayúsculas.

Ánimo Tiago

Sin embargo no siempre fue así. Hace unos años el equipo vagaba por la mitad de la tabla, aunque el auténtico drama es que lo hacía sin corazón. Y en esas estaba cuando llegó al Club su «señor Keating» particular. El hombre encargado de devolverles la identidad, de animarles a luchar por sus sueños, de enseñarles que «si se cree y se trabaja, se puede». Un Cholo Simeone que, escudado por el Mono Burgos y el profe Ortega, llegó aspirando a ser «únicamente un equipo molesto» y consiguió hacerle campeón de casi todo situándole en lo más visible del escaparate mundial.

Simeone, Mono Burgos y el profe Ortega

«O me sigues, o no me sigues. El liderazgo no se puede explicar». Son palabras del técnico argentino y la explicación de los males que padecen muchos equipos de nuestra liga hoy en día. Esa falta de líder, de héroe, de ídolo, de guía. Ya sea en la figura de un dirigente, de un entrenador, de un jugador. El Atlético de Madrid es uno de los más afortunados pues todos reman en la misma dirección.

«Nuestro temeroso viaje está hecho;
el buque tuvo que sobrevivir a cada tormenta,el premio que buscamos está ganado (…)»

¡Oh capitán! ¡Mi capitán!

 

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