Las palabras, desafortunadas, de la progenitora de Iker Casillas con respecto al Porto y su condición de club de “Segunda B” reflejan un cierto desconocimiento que existe en España con respecto al fútbol del país vecino. Un reflejo natural de quien se sabe en la élite europea – pocos países aportaron tanto al fútbol en Europa como España – y no se molesta demasiado en conocer a sus humildes vecinos.

 La verdad es que, aunque la madre de Casillas lo desconozca, el FC Porto, el nuevo club de su hijo, es el tercer club ibérico con más títulos continentales. Una Copa de Europa, una Champions, una Copa UEFA, una Europa League, una Supercopa Europa y dos Intercontinentales colocan el Porto solo por detrás de Real Madrid y Barcelona en esto de títulos internacionales. Su palmarés es infinitamente superior, a este nivel, a grandes de España como el Atlético, el Valencia, el Sevilla o el Athletic, por poner cuatro ejemplos. Su dominio hegemónico de la liga lusa – dos tercios de los títulos en las últimas tres décadas – también refleja una superioridad aplastante que, seguro, ha contribuido para seducir al capitán de la Roja en detrimento de un equipo como la Roma cuya ciudad tiene más glamour que Oporto pero su equipo giallorosso está a años luz de ese pedigree.

Casillas fue uno de los mejores porteros de la historia del Real Madrid pero va a un club donde la portería, al contrario de lo que pasaba en el Bernabéu, siempre ha sido una posición venerada, con ilustres predecesores. Será un soplo de aire fresco en una liga, la portuguesa, más acostumbrada a exportar talento – con grandes beneficios – que a importarlos, en particular si hablamos de un jugador de su curriculum. Pero Casillas también va a encontrar en el Porto un club de prestigio mundial, a la cabeza de la segunda división – sí, pero económica, no deportiva – del fútbol europeo, cuyo club, por ejemplo, fue uno de los mejores de la pasada edición de Champions hasta que se topó con el rodillo Guardiola en cuartos. Casillas y el Porto tienen más que ver de lo que parece a primera vista y aunque la ciudad de Oporto no tiene el glamour de una gran capital europea, seguro que el FC Porto es menos un paso atrás en la carrera deportiva de Iker en oposición, por ejemplo, al Schalke 04 de Raúl o el Bessiktas de Guti, por poner otros destinos de celebrados canteranos blancos que tuvieron que colgar las botas lejos de los árboles que dan sombra a los que se pasean por la Castellana.

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