No soy peruana, pero este país tiene un lugar muy importante en mi corazón. Grandes amigos son naturales de allí y es por eso que, pese a todo, cuando la bicolor juega inevitablemente estoy un poco de su parte. A lo largo de esta Copa América 2015, he visto a la selección de Perú dar todo de sí misma. Los jugadores asumieron el compromiso y se pudo ver mucha más ambición en su juego que en el de otras que quizá debieron llegar a la final por derecho natural.

Sin embargo, en el fútbol no siempre ganan los que mejores jugadores tienen, sino que en ocasiones podemos ver cómo triunfan aquellos que pelearon, aquellos que se dejaron la vida, esos que pusieron su corazón en cada instante del encuentro, partido tras partido, sin dejar que nada ni nadie acabe con esa confianza que solo da hacer las cosas bien. Hace unos días os narraba la historia de Sotil, todo un ídolo de la antigua selección de Perú que llegó a conseguir el triunfo en la que fue la última Copa de esta nación. En el encuentro frente a Chile, cuando los incas perdieron a Zambrano y asumían la derrota, pude ver la misma garra en aquellos diez que había sobre el campo que la que demostró nuestro viejito peruano cuando, desobedeciendo al Barça, se marchó para defender sus colores.

Gracias a Paolo Guerrero por ser un líder para este equipo. Y gracias a todos los que componéis este plantel por hacerme vibrar frente a Chile. Digno finalista, tuvo frente a sí a una de las mejores selecciones que pudo encontrar, digan lo que digan. Un encuentro en el que se pudo ver intensidad, un expulsado, goles y corazón. Todos querían llegar a la final. Todos querían la copa que tan solo uno de ellos podrá obtener. Quizá, si hablamos de Perú no hablemos de su juego impecable, de sus jugadas llenas de clase o de la calidad de sus futbolistas. Lo que sí que no pongo en duda es que cuando alguien haga mención a esta Copa América, reconocerá que esta Perú sorprendió a todos y que, en más de una ocasión puso al rival frente a las cuerdas.

Y tú, Paolo, caminaste por el viejo continente siendo un desconocido para muchos, como algunos de tus compatriotas. Eclipsados por argentinos, brasileños y uruguayos, pasáis a veces como meros extras por las competiciones europeas. Sin embargo en esta ocasión tú has demostrado por qué llegaste a jugar en equipos importantes de la Bundesliga y has dejado claro que tu clase es incuestionable sobre el campo. Gracias de corazón a todos y suerte para quien logró eliminar a esta selección. ¡A por todas Chile! La Copa, es tuya.

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