Argentina volvió a naufragar y cerró dos jornadas de Eliminatorias Sudamericanas para olvidar. Es cierto que el empate ante Paraguay rescata alguna nota de visible mejoría pero sigue encontrándose con los mismos problemas. Un equipo muy frágil, que se tambalea con cada llegada rival y que en ataque no tiene la pólvora de antaño.

Buena parte de los problemas se deben a la ausencia de Leo Messi. Con él, los de Gerardo Martino no son invencibles pero sí cuentan con un factor diferencial. Sobre él gravita todo el fútbol ofensivo y ¿por qué no decirlo? También el fútbol defensivo. Cuando Leo tiene la pelota es muy difícil robársela y por lo tanto complicado que le generen un contragolpe. Además cuando el 10 argentino tiene el balón en sus pies el rival siempre tiene que retroceder y guardar la ropa defendiéndose con uñas y dientes. Sin él, el rival puede defender pero dejar más hombres en caso de robo y mirando de reojo al contraataque.

El lado ofensivo brilla por su ausencia. Tevez es el único jugador que ha dado la cara en el doble choque de los argentinos. Pastore no está ni se le debería esperar, Di María es otro, Lavezzi es más garra que desequilibrio y a partir de aquí dejemos de contar. Y por si fuera poco, el único problema de que el ataque dependa de Tevez es Messi. Sí, han leído bien, su problema es Leo. El ‘apache’ no es un delantero centro nato, sino un hombre alejado del área que viaja ocasionalmente a las orillas de la portería rival. A Carlitos le gusta ocupar toda la media punta e incluso acercarse a los centrocampistas. Así lidera actualmente a Boca y así le veremos cuando despliega su mejor fútbol. ¿Os suena esto? Sí, Leo Messi también se siente cómodo haciendo lo mismo. Tener a ambos sobre el verde puede resultar repetitivo. La asignatura de Gerardo Martino es encontrar un sitio a ambos para que puedan mostrar sus mejores cualidades. Reto para él porque nadie lo ha logrado.

El ataque no le corresponde solamente a Messi. Argentina hizo 35 goles en las últimas Eliminatorias Sudamericanas. El equipo que más goles hizo en ese proceso es ahora un equipo que no ha marcado ni un solo gol en dos partidos. La explicación no sólo se centra en Leo. De los 35 goles argentinos de camino a Brasil 2014, 10 fueron de Messi, nueve de Higuaín, cinco de Agüero, tres de Di María, Lavezzi y Maxi Rodríguez, y uno de Banega y Palacio. Ocho goleadores para llegar a la cifra de 35 tantos. Aquí llega la problemática: Ante Paraguay sólo dos de esos goleadores estaban disponibles, hablo de Di María y Lavezzi. Es decir, en el último partido de Argentina en estas fechas FIFA, la albiceleste sólo dispuso de los responsables de seis de los 35 goles. Cifra demoledora y que resume la complejidad actual del gol en Argentina.

Es un proceso y el equipo de Martino tiene que renovarse. Hay selecciones como la brasileña que se renueva con un goleador de 35 años, Ricardo Oliveira, y otros como Uruguay que lo tienen que hacer por obligación y juegan sin Suárez ni Cavani. A ambos les ha resultado como parche esporádico pero el camino es largo y apunta a 2018. La celeste es, sin duda, la revelación del continente por cómo ha vuelto a regenerar su estilo cuando muchos pedíamos un cambio drástico por parte de Tabárez. Los demás en Sudamérica dejan un sabor de boca muy diferente: Colombia tiene que dejar de mirarse al espejo y olvidar los egos a un lado, Ramón Díaz ha dado con la tecla en Paraguay, Venezuela sigue en caída libre desde que estuvo cerca de meterse en el Mundial de Brasil, Ecuador es la más sólida del continente, Chile sigue siendo el mejor de América, a Bolivia bastante le vale con competir después de la crisis entre entrenador y jugadores, y Perú mira las dos primeras fechas con sabor de boca agridulce ya que han merecido más de lo que han cosechado.

Ahora esperamos con ilusión al 12 de noviembre porque no sólo el Argentina – Brasil promete espectáculo.

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