Tal y como está el panorama, necesitamos tomar un respiro y aprender a disfrutar de los pequeños detalles y de esas ocasiones que nos dan placer y nos compensan de los avatares del día a día. Uno de esos momentos puede ser sentarse en una terraza o en el sofá del salón de casa y tomarse un gin-tonic en condiciones: bien preparado, frío y en buena compañía.
Aunque  parezca lo contrario, preparar un buen gin-tonic tiene su secreto y a pesar de la sencillez de sus ingredientes en pocos sitios lo preparan bueno.
Son muchos detalles los que debemos tener en cuenta a la hora de hacer un gin tonic, el primero es el recipiente, una copa balón sería lo ideal. El motivo es que la ginebra necesita una boca ancha para que se oxigene y desprenda todo su arsenal de aromas.
También necesitaremos limón verde, o más conocido como lima. Pero no el zumo del limón porque mata las burbujas de la tónica y el gin tonic pierde buena parte de su gracia. Si utilizamos ingredientes en combinaciones erróneas la copa se nos atragantará. Estrujamos la lima encima del vaso y veremos salir pequeñas micro gotitas (es el espíritu del juego, cuando cada ingrediente añade su mejor esencia). A continuación lo restregamos por el borde de la copa y lo dejamos en el interior del vaso.
Por otro lado vamos a necesitar mucho hielo, tanto como para llenar la copa por completo. Es importante que los cubitos de hielo sean de un tamaño considerable para que no se derritan enseguida y evitar así que el gin tonic se nos agüe.
Echamos la ginebra de nuestra elección, contando 3 segundos y a cierta distancia de la boca de la copa para que la ginebra se oxigene.
Por último rellenamos hasta arriba de tónica y con el mango de una cuchara damos una vuelta para darle vida a las burbujas.
Cuando se siguen las instrucciones dadas, se pone cariño, paciencia y maña, el resultado está casi siempre asegurado…pero hay cosas que pueden estropear una buena copa:
Puede ser que el campo, recipiente, esté en malas condiciones debido a que haya llovido demasiado y haya mucho barro; puede suceder que no tengamos a los jugadores en forma (la lima está seca o pasada) o utilicemos jugadores fuera de su sitio (limón para un cubata, no para un gin-tonic); a veces los jugadores clave no tienen el día (la ginebra era de oferta); y por último, a veces factores externos como el árbitro (el hielo sabe a cloro) nos estropean el triunfo final.
Por supuesto, para que el gin-tonic salga perfecto y exquisito, aparte de todo lo ya mencionado en cuanto a los ingredientes, es necesario que el barman no la líe, no confunda los ingredientes y los coloque en la copa con mimo.
Venga chicos, ¡servidme esa copa!

 

Sobre El Autor

Elisa Manterola

"Salir a ganar, negarse a perder" Thomas Rongen.

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