Hay veces que no se toman decisiones, no hace falta, simplemente las cosas son así. No nos las planteamos, parece que nos vienen impuestas o que nacemos con ello. Ser de uno u otro equipo de fútbol se puede escoger, y cada uno escoge aquel por el que siente más apego, cariño o admiración. Yo escogí, y creo haberlo hecho muy bien, al FC Barcelona. Me he dado cuenta de que para mí el fútbol NO ES SOLO FÚTBOL, es una parte importante de mi/nuestras vidas. Nos da alegrías, nos saca una sonrisa un día de tristeza o es capaz hasta de hacernos llorar. Los aficionados, los que sentimos los colores de una camiseta (sea la que sea), somos de esa clase a la que ver rodar el balón sobre el césped nos hace despertar, un gol puede cambiarnos el día y llevar un escudo en el pecho hacernos sentir orgullosos.

En alguna ocasión he elogiado a aficiones de equipos contrarios, he mostrado respeto por sus comportamientos y valorado lo mucho que hacen por su equipo como jugador número 12. ¿Qué pasa con la mía? Los culés  levantamos al equipo cuando se cae, damos nuestro aliento, nuestra voz, y nuestro cariño a un equipo, a una entidad, a un club. Criticamos cuando las cosas están mal, pedimos dimisiones, actuamos como si lleváramos en el puesto de entrenador 50 años y supiéramos la solución a todos los problemas que haya durante un encuentro. Pero también somos los que coreamos nombres de jugadores como reconocimiento a su trabajo y agradecimiento al mismo. Es común que se comente (al menos a mí me lo han dicho) que ser de un conjunto como el Barça es fácil. ¡Fácil dicen! Como si fuera cómodo ver cómo te arrebatan un partido en los minutos finales, que no te piten en ciertas jugadas, o que te pongan por las nubes para restar presión al contrario, entre otras cosas. Y sin hablar de no aguantar ciertas críticas o referencias a jugadores que siempre, por ser quién son, han de estar en el punto de mira. No es fácil.

No es fácil ni cómodo, pero es muy gratificante. Ser del Barça te asegura disfrutar de sus éxitos, que no son pocos, pero te exige responsabilidad. Es el aficionado culé el que tiene el trabajo de no perder nunca la confianza en su conjunto, dar su aliento, su apoyo y no flaquear incluso cuando la cosa pueda ponerse fea. Y no nos cuesta trabajo hacerlo. Cuando las derrotas asomen, las eliminatorias no se superen o los resultados no sean los esperados. Los culés hemos pasado por una última época digamos…dorada, pero no se nos puede olvidar que hemos tenido otras no tan buenas. Pero como dice el cántico, «ser del Barça es lo mejor que hay«. Y como tal podemos decirlo, gritarlo a los cuatro vientos y sobre todo, demostrarlo en cada momento.

Cuando decidí hacerme del Barça lo hice sabiendo una cosa y es que cuando se es de un equipo hay que serlo en el alma, no en el corazón. Porque el alma, según cuentan, es inmortal, y el corazón algún día se nos parará, pero nuestro sentimiento hacia esos colores perdurarán. Mi alma es blaugrana.

¡VISCA EL BARÇA!

 

Sobre El Autor

Cris De León

"Malo no es soñar, malo es quedarse dormido y desperdiciar las oportunidades." Andrea Pirlo.

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