Es de sabios rectificar. Eso dicen. Eso creemos, y eso hacemos. A veces rectificar y sobre todo, pedir perdón se nos hace demasiado complicado. Es una palabra difícil de escribir, y más aún de pronunciar. Hacerlo implica reconocer que hemos sido los que hemos cometido el error. Los que estábamos equivocados. Los que en algún caso, incluso, hemos podido hacer el daño. En otro buen puñado de situaciones no pedimos perdón por miedo a la reacción. Un simple » te lo dije» puede ser más hiriente que un «no te perdono». En el fútbol a veces los aficionados cometemos injusticias. No dejamos que jugadores, y sobre todo, entrenadores demuestren de qué son capaces. Un sólo fallo y ya estamos con el dedo acusador en marcha. Dos errores y ya les estamos debatiendo el puesto. Tres y ya casi no lo cuentan. Con Luis Enrique sucedió algo así. A Luis Enrique hay que pedirle perdón.

Querido Luis Enrique:

Tú no nos conoces pero estamos ahí, somos los culés, los aficionados de tu equipo, los seguidores exigentes y entregados del Barça. Tu Barça. Es cierto que hay veces en que las cosas te tienen que dar de frente para que reconozcas estar equivocado, ver tus errores. Tú nos has llevado a estar a un paso de un nuevo triplete y es por ello que creo que es momento de hacer una cosa, pedir perdón.

Perdón. Esa es la base de este escrito en que quiero, en mi nombre y el de muchos otros, retractarme de todo lo que haya podido pensar de ti en ciertos momentos de ésta, tu pequeña andadura al frente de mi equipo. Ya sabes que los colores tiran, y cuando no salen las cosas como nosotros queremos ponemos todo en duda. Al entrenador y su efectividad lo primero.

Perdón por no haber dado el tiempo suficiente. A ti como entrenador, y a tu equipo, para demostrar que venías a darlo todo por este escudo, este club, estos colores.Por el FC Barcelona.

Perdón por haber dudado de ti en demasiadas ocasiones y haber puesto en entredicho más de una de tus decisiones. El encargado de hacer funcionar la máquina eres tú y queda claro que sabes cómo hacerlo.

Perdón porque cuando las cosas empezaron a pintar mal, a no salir como todos queríamos, pensamos en algunas ocasiones que este puesto podía quedarte grande.

Perdón porque cuando aún no habías casi cogido tu sitio en el club ya resonaban nombres de posibles sustitutos si lo hacías mal. Sin darte tiempo a nada. Sin esperar a lo que iba a pasar. Sin tener esa virtud llamada paciencia que hablando de fútbol tan pronto se nos agota.

Perdón por compararte de forma incesante con entrenadores previos. Esos que han dejado una huella en el club y a los que jamás podremos olvidar, pero que tampoco son insustituibles.

Perdón porque quizás estas palabras llegan tarde. Sí, todos los profesionales, de lo que sea, están acostumbrados a mil cosas. Vosotros, entrenadores y jugadores soportáis críticas a veces injustas y el perdón a veces llega cuando ya es demasiado tarde.

A un paso de poder conseguir el triplete y pidiendo calma, cabeza, tranquilidad y respeto. Así es como estamos funcionando en los últimos días y así es como va a seguir. Pero sí que una cosa ha cambiado. La comunión entre afición y equipo, entre afición y jugadores ahora es, y desde hace un tiempo atrás, también extensible a ti.

Porque pese a todo, en las cabezas y sobre todo corazones de los culés hay un grito, uno que sabemos que tú como entrenador compartes…¡Visca el Barça!

Sobre El Autor

Cris De León

"Malo no es soñar, malo es quedarse dormido y desperdiciar las oportunidades." Andrea Pirlo.

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