El verano ha sido movido en todos los clubs, y el vasco y el andaluz no sólo no han escapado de los sobresaltos de los fichajes, sino que ambos lo han vivido de una manera muy emotiva: el retorno de Joaquín al Betis y de Illarra a la Real, han movido ríos de tinta y sobre todo torrentes de emoción en los aficionados de ambos clubes.

Tampoco olvidemos que el actual míster de los verdiblancos apunto estuvo de sentarse en el banquillo de, según declaró él mismo, un club que admiraba y al que deseaba llegar, la Real Sociedad; pero la llegada del escocés Moyes cerró las puertas al gran Pepe Mel, admirado y querido en las orillas del Guadalquivir y del Urumea.

Y en estas se presentaban ambos equipos para jugar la tercera jornada de la liga, tras la dolorosa derrota del Betis en el Bernabéu y el triste empate de la Real en casa frente el Sporting.

Cristina (Betis) y Elisa (Real) vivieron el partido de muy distinta manera.

Cristina

Se palpaba en el ambiente del Benito Villamarín que era un día especial. La titularidad de Joaquín tras su regreso y los 108 años de historia que cumplía el Real Betis solo podían tener un final feliz.

El conjunto verdiblanco necesitaba empezar a sumar de tres en tres, y así lo hizo. Joaquín fue uno de los protagonistas del encuentro tras demostrar que no ha venido a Heliópolis a jubilarse, y sino que se lo pregunten a varios jugadores de la Real que aún le andan buscando. El choque nos dejó una conexión letal entre dos jugadores que sabemos darán mucho que hablar: Joaquín y Rubén Castro. El portuense puso un centro medido a la cabeza del canario que dio la victoria a los de Pepe Mel. Con un jugador menos toda la segunda mitad, el Betis cedió el balón al equipo txuriurdin que merodeaba la meta de Antonio Adán sin demasiado peligro. Los verdiblancos dejaron muy buenas sensaciones a final del partido con una completa primera parte donde trabajaron en todas las zonas y especialmente en la segunda mitad en la que  supieron sufrir y se emplearon a fondo en tareas defensivas tras la inferioridad numérica.

La guinda al pastel de cumpleaños fue la victoria y por supuesto volver a ver a Joaquín recorrer la banda derecha del Benito Villamarín. Cuántos recuerdos y emociones en una sola noche tintada de verde.

Elisa

Y los jugadores de la Real quisieron poner las guirnaldas y los globos para que los verdiblancos celebraran la fiesta de cumpleaños por todo lo alto. No pusieron ningún impedimento a los jugadores béticos y así Joaquín pudo bailar por faralaes por donde quiso.

La defensa txuriurdin acusó la baja de Iñigo Martinez, los laterales sufrían ante las acometidas de los andaluces y Pardo y la «estrella» txuriurdin Illarra no conseguían parar a los atacantes de Pepe Mel; y los delanteros tampoco lograban crear peligro.

Y cuando la Real decidió entrar en la fiesta y tomar parte de ella, los béticos consiguieron el gol que a la postre resultó definitivo. Y ahí se acabó el baile. Porque aunque el Betis se quedó con un jugador menos, los donostiarras fueron incapaces de hacer un gol y esa canción ya la conocemos: tres partidos, cero goles y así es imposible disfrutar de los fuegos artificiales. Cambiemos de melodía, por favor.

Una fiesta donde brilló el Verde-Blanco; el Blanco-Azul sigue a cero.

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